De la misma forma que las profesiones tradicionales están siendo redefinidos con rapidez en el mercado actual, las plataformas de enseñanza necesitan adaptarse con agilidad a la nueva situación de emergencia sanitaria para atender a la creciente demanda por habilidades duraderas y al ciclo de utilización cada vez más corto de las habilidades técnicas. El mayor desafío está en atender la demanda cada vez más latente por una enseñanza más envolvente y digital.
El crecimiento significativo del mercado de educación a distancia (EAD) demuestra el cambio necesario en la tradicional forma de enseñar. Según la más reciente encuesta de la Asociación Mexicana de Internet (AMI, antes AMIPCI), más de 70% de los usuarios de la Web tienen interés de aprender en línea, y por tanto, la mayoría opta por programas educativos online, mientras que 30% los prefiere híbridos, con sesiones en vivo.
Ante este panorama, se prevé que más de 25 millones de estudiantes cambiarán a clases en línea en durante esta cuarentena debida a la pandemia por el coronavirus Covid-19, lo que obligará a modificar los usos del Internet y de las metodologías de enseñanza, con el fin de que las clases digitales sean más efectivas.
En Colombia, durante el periodo 2000-2012, se inscribieron 38,136 estudiantes en esta modalidad, lo que demuestra la buena recepción de estos programas y su impacto. Sin embargo, las tasas de deserción son elevadas. “Según el Sistema para la Prevención de la Deserción de la Educación Superior, en 2013 hubo un total de 48,850 estudiantes que abandonaron los programas de educación a distancia, lo que representa 38.2% de deserción y, por consiguiente, un índice de retención de 61.8%. Estas cifras apuntan la necesidad de realizar estudios que determinen los factores que conducen a los estudiantes a tomar la decisión de desertar. Al respecto, en el contexto colombiano, los estudios sobre este fenómeno se encuentran en etapas muy tempranas y la mayoría han tomado modelos teóricos fundamentados en la educación a distancia-tradicional”
El 52% de los hogares en Colombia tiene conectividad a Internet. En las cabeceras, 63% dispone de conexión a la gran Red, mientras que en la ruralidad prácticamente no existe, ya que tan solo en el 1 % de los hogares hay Internet fijo y móvil. En estas condiciones suena muy complicado para la educación dar el salto a la virtualidad, según datos 2019 del Ministerio de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (MinTIC).
Sin embargo, como sabemos, no toda la educación en línea es igual, pues siempre encontramos diversos formatos, según la institución de que se trate. A veces más, a veces menos, avanzados. Por ejemplo, existe la categoría de cursos basados casi de forma exclusiva en videos, que se complementa con textos en línea o en formato PDF. También está el formato en vivo, sobre todo a través de las ahora archiconocidas plataformas de videoconferencias que todos hemos usado en esta cuarentena, como Zoom, entre otras. El tercer formato, que combina la parte presencial con plataformas avanzadas de educación, se llama híbrida.
El uso de videoconferencias para la educación en línea tiene ciertas ventajas de la educación presencial, como el hecho de que el estudiante se siente acompañado, tanto por el profesor como por los compañeros, tiene retroalimentación todo el tiempo y puede despejar dudas al instante.
Instituciones como la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que tiene cientos de miles de estudiantes en línea, más de 360 mil para ser exactos, han tenido que echar a andar la maquinaria que ya tenía aceitada, porque desde hace cuando menos una década tiene una sólida oferta de educación a distancia, que es totalmente online, y un cuarto de siglo con educación abierta, que es una combinación de educación presencial con contenidos en línea.
Infraestructura tecnológica de colegios y universidades, a prueba
Lo cierto es que esta contingencia sanitaria ha puesto a prueba la infraestructura tecnológica, de aprendizaje y contenidos de casi todas las instituciones educativas. Por tanto, puede preverse un periodo de aceleración de la tecnología aplicada a la educación, porque muchas instituciones tendrán que ponerse a la altura de las más avanzadas.
Empero, a decir de la AMI, 74% de los internautas tenía interés en estudiar, 45% de ellos online, mientras que 37% estaba interesado por la educación mixta o híbrida, que conlleva sesiones en vivo. Lo cierto es que tanto la educación en línea como la de forma remota, así como los sistemas de educación abierta o híbrida, se acelerarán. Y es que a decir de las encuestas, como la referida, cuando los usuarios prueban clases en línea es difícil que regresen al método tradicional.
Ese crecimiento en la modalidad a distancia redefinió también el perfil académico del alumno que busca una formación. Y la realidad es que ya no hay espacio para clases interminables y unilaterales profesor-alumno. No hay tiempo para eso. La vida digital, totalmente conectada a dispositivos móviles inteligentes, redefinió el papel del profesor en las salas de aulas, tanto presenciales como online.
La figura del profesor que detona todo el conocimiento ha cambiado
En este marco, el alumno actual ya no quiere clases largas, en las cuales el profesor es quien detona todo el conocimiento, además de que su ritmo de vida no permite que vaya al campus todos los días por algunas horas; básicamente, el alumno busca un proceso de aprendizaje que se adapte con su vivencia en el mundo y con aquello que pretende el mercado de trabajo.
Vivimos un momento de profundas transformaciones a causa de la pandemia de Covid-19. Hoy en día millones de personas en todo el mundo se están educando gracias a la brecha digital que brindó nuevos enfoques pedagógicos. Como alternativa a las salas de aula presenciales, la tecnología nueva implementada ofreció innovación educativa a un sector que siempre invirtió en esta modalidad de clases.
No se puede negar que la pandemia tendrá consecuencias permanentes en la forma de enseñar, incluso con la reanudación de las actividades presenciales al final de la cuarentena. Una de las
estrategias que las instituciones de enseñanza podrán adoptar con éxito para atender esa demanda es la enseñanza híbrida.
Lo mejor del modelo híbrido
Ese modelo de enseñanza se apoya en lo mejor de cada una de las modalidades tradicionales: la flexibilidad de la enseñanza a distancia permite que el alumno estudie según sus horarios y en su propio ritmo, mientras que se mantiene la profundidad y frescura de los encuentros presenciales con los profesores y otros compañeros.
La interacción de alumnos en cursos a distancia, sobre todo cuando se utiliza un ambiente virtual de aprendizaje, puede ofrecer diversos beneficios, como un mayor compromiso de los estudiantes, mejor seguimiento del progreso del grupo, además de gran participación en actividades y foros de debate que colaboran para una formación profesional que considera habilidades duraderas y no solo técnicas.
Además, la enseñanza híbrida puede hacer que las instituciones de enseñanza sean más accesibles, recibiendo alumnos que viven lejos o que tengan disponibilidad reducida de horarios, ya sea por trabajo o motivos personales. Otro punto muy importante frente a la realidad que se vive en México es que, al dejar parte de la carga horaria online, puede haber una reducción en los gastos de infraestructura, con el fin de ofrecer una mensualidad más competitiva para el alumno, a la vez que es posible aceptar más inscripciones por curso.
La enseñanza híbrida tiene características únicas, con metodologías activas, diferentes del concepto ya conocido de semi-presencialidad. Algunas herramientas pueden ser ampliamente explotadas para incluir los recursos tecnológicos para personalización y complemento de las clases. Enseñar por medio de esas herramientas puede ser un paso significativo y estratégico para el proceso de aprendizaje orgánico y más accesible, tanto para alumnos como para el propio educador. Y ser accesible no es el único diferencial del modelo híbrido. Se trata del formato que mejor se adapta a la realidad de los alumnos hoy.
Impartir una clase en el modelo híbrido, con recursos tecnológicos, es una verdadera oportunidad de afectar los alumnos de maneras antes vistas como difíciles o imposibles.
A manera de conclusión, la educación necesita modelos disruptivos para una economía igualmente dinámica y constantemente innovadora. Se trata de un excelente momento para participar de su evolución y de compartir experiencias, entusiasmo y dedicación, con el fin de hacer la enseñanza más atractiva y accesible a una cantidad cada vez mayor de alumnos.
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