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La universidad del futuro: la mirada de la Universidad de las Américas

  • 6 min leído

Cuando hablamos del futuro, nos imaginamos autos voladores y jet packs, sin embargo, ¿cómo imaginamos la Universidad del Futuro?

Cuando hablamos del futuro, nos imaginamos autos voladores y jet packs, sin embargo, ¿cómo imaginamos la Universidad del Futuro? Desde D2L nos hicimos la misma pregunta y para encontrar respuestas, entrevistamos a los protagonistas del cambio en la educación de la región.

Esta es solo una muestra de las diferentes conversaciones que están en el informe “La Universidad del Futuro”, disponible en este enlace.

Hablamos con Marlena León Mendoza, de Universidad de las Américas.

¿Cómo imagina la Universidad del Futuro?

Veo una universidad mucho más abierta, híbrida. Hoy tenemos una modalidad que puede ser de tres maneras: presencial, a distancia o en línea, pero no ha habido mucho de la mezcla de estas cosas. Y la universidad, luego del impacto del covid, va a tener una cultura diferente de mayor flexibilidad y mayor apertura. Va a ser una universidad que brinde servicios donde el estudiante puede decidir «hoy voy, mañana no», pero donde no se va a perder nada porque va a seguir aprovechando la universidad desde donde esté. El ser humano es producto de sus experiencias y circunstancias, y esto es algo que no hubiéramos tenido la experiencia del coronavirus a lo mejor nos hubiéramos demorado mucho más en llegar a esta universidad que visualizo como flexible y abierta a ofrecer experiencias distintas. Pienso que va a ser una mezcla de todas las modalidades que hemos estado viviendo y todas viviendo a la vez en mismo espacio.

Los docentes son una parte importantísima dentro de toda institución académica. ¿Cómo imagina su rol dentro de esta nueva universidad?

Los docentes tienen el reto más fuerte. Siempre tratamos de que el estudiante sea el centro del proceso de enseñanza aprendizaje, pero para lograr que esto sea así el docente tiene que estar muy preparado. Tiene que dominar no solo los contenidos, sino que también debe dominar las estrategias didácticas que le permitan hacer que el estudiante sea más activo en el proceso de enseñanza aprendizaje. Y la universidad del futuro va a demandar que no solo el docente domine las técnicas didácticas, sino también las tecnologías y tenga la capacidad de explotar varios sentidos simultáneamente. En una clase presencial, constantemente se están mirando las actitudes de los alumnos: su postura corporal, sus gestos, para darnos cuenta cómo están viviendo esa experiencia. Sin embargo, en esta universidad flexible y abierta, nos van a tocar escenarios en los que el profesor tenga algunos estudiantes que pueden estar en el aula y otros a los que tiene que «leer» desde la tecnología. Es un reto importante que va a demandar que el docente aprenda a utilizar herramientas que le permita involucrar no solo a los que están presentes en el aula sino también a quienes están fuera de ella y conectados remotamente. Va a ser una etapa muy divertida para los profesores, porque nos va a inyectar una nueva energía. Pero también siempre habrá personas que están a favor del cambio y quienes no lo están. A raíz de la aceleración de la pandemia, nos hemos encontrado con profesores que dicen: «mi materia es imposible de dar de forma remota». Para lograr un cambio hicimos una diplomatura en docencia universitaria -que montamos en Brightspace- y en la primera edición tuvimos 1211 docentes de todo tipo, pro y contra, para que pudieran vivir la experiencia y que ellos se sintieran estudiantes, recibiendo contenidos de sus asignaturas, explotando varias herramientas tecnológicas… y desde el primer modulo los profesores empezaron a cambiar.

No hay mejor argumento que vivir la experiencia. Yo no te puedo convencer de que algo es bueno o mal: tu tienes que llegar a esa conclusión a través de tú mismo.

¿Qué rol juega la analítica de datos dentro de la universidad?

inteligencia de la información muy grande que -no ahora en la crisis- sino que hace ya más de 3 años maneja toda la información de la universidad y ahora tiene muchísima más importancia, porque si bien hemos estado seis meses sin que los alumnos puedan ir al campus, tratamos de «rastrear» (por supuesto sin invadir la privacidad) qué es lo que están haciendo los alumnos online. Medimos el desarrollo de los resultados de aprendizaje de cada alumno. Con Brightspace hicimos una parametrización donde ingresamos los resultados de aprendizaje al nivel de la institución, de la carrera y de la asignatura y podemos «rastrear» a un alumno determinado, como se movió otro, de qué forma ambos son diferentes, qué cambió entre uno y otro en la forma en que tomaron las asignaturas. Y toda esa información la estamos tomando para actualizar nuestras mallas académicas y cambiar nuestras estrategias si fuera necesario. En definitiva: para poder tomar mejores decisiones. Por ejemplo, si a raíz del análisis de la información detectamos que los alumnos están inquietos ante determinado tema, lo corregimos. Hacemos encuestas y en base a la información obtenida desarrollamos una campaña de comunicación de acuerdo a sus necesidades. Implementamos un programa mentor que siga y rastrea a los chicos y puede verlos desde todos los ámbitos: sus preferencias de interacción, sus horarios preferidos… si puedo ver los horarios de mayor uso de cada estudiante, puede poner las clases disponibles en esos horarios y hacer que su nivel de atención sea mucho mayor. También hay mucha información que no estamos utilizando, por lo que estamos aprendiendo cada día qué nos dicen los datos.

¿Cuál es el rol del estudiante en esta nueva universidad?

Toda modalidad tiene retos, y la modalidad online requiere un rol del estudiante mucho más activo, porque tiene que venir con lecturas que enriquecen la clase. El nuevo alumno debe entender que la modalidad online requiere mucho más de su involucramiento y su participación y esto implica usar todos los medios digitales posibles. Por otro lado, el profesor tiene el desafío de entender qué es real y que puede no serlo. Me refiero a los famosos «mi internet está malísimo y por eso no enciendo la cámara» o «no me anda el mic y no puedo hablar, solo puedo estar en el chat». Esto hace que nos toque a nosotros entender si lo que ocurre es así o no. Estamos en un proceso formativo y el estudiante debe cumplir reglas. Y si bien es cierto que los alumnos tienen condiciones y realidades distintas, si un alumno siente que encender la cámara es una invasión a su privacidad, puede poner -por ejemplo- un fondo de pantalla. Como docentes, debemos ayudar a los alumnos dándoles alternativas.

Marlena León Mendoza

PhD en Ciencias de la Educación por la Universidad de La Habana. Candidata a doctora en Ciencias Administrativas con énfasis en Comportamiento Organizacional por Tulane University. Master of Management y magíster en Administración de Empresas. En su amplia trayectoria profesional, Marlena se ha desempeñado como vicerrectora académica, decana de la Facultad de Sistemas, Telecomunicaciones y Electrónica, y directora ejecutiva de Educación a Distancia en la Universidad Espíritu Santo. Docente y catedrática, también ha asesorado, como consultora técnica, a entidades públicas en Guayaquil. Además, es autora de varias publicaciones científicas nacionales e internacionales.

Actualmente es Vicerrectora Académica de Universidad de Las Américas

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